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La cirugía bariátrica le cambia la vida a los pacientes

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Instituto Médico La Floresta

Después de mucho tiempo conviviendo con la obesidad, Miguel Carone, técnico laparoscópico, decidió someterse a una cirugía bariátrica para bajar de peso. Tenía 128 kilos, resistencia periférica a la insulina e hiperinsulinismo, un diagnóstico poco alentador para un joven de 27 años al que se le dificultaba llevar una vida normal.

El próximo 17 de diciembre cumplirá un año desde que le hicieron un bypass gástrico y, según relató, ese procedimiento ha significado una experiencia muy satisfactoria para él, ya que en menos de doce meses rebajó 48 kilos y su glucosa se normalizó hasta el punto de no tener que usar medicamentos.

Carone levantaba pesas desde muy joven, pero se convirtió en sedentario cuando ingresó a la universidad y comenzó a trabajar simultáneamente porque no le quedaba tiempo para ejercitarse. Sin embargo, seguía comiendo como si estuviera en el gimnasio y eso lo llevó a tener un índice de masa corporal de 40 kg/m2, lo que es igual a obesidad grado IV o mórbida.

“Durante tres años fui tratado por un endocrinólogo, probé numerosas dietas y era un estrés total, pero con la operación mi vida cambió mucho, estoy saludable y puedo correr 6 kilómetros en 25 minutos que antes era imposible por mi condición física”, contó.

Paola Gracia, odontóloga, también experimentó un cambio de vida total después de ser intervenida. Quienes no la conocieron antes jamás pensarían que alguna vez fue obesa. “Yo tenía síndrome metabólico y pesaba 72 kilos y tras hacerme la manga gástrica mi problema de salud mejoró, ahora peso 49 kilos y tengo mejor autoestima”, expresó.

El éxito de estas operaciones se debe a la adquisición de hábitos de vida saludables, explicó su médico tratante, Argenis Chaparro Madriz, cirujano bariátrico del Instituto Médico La Floresta, quien indicó que cuando un paciente se somete a este tipo de tratamiento para combatir la obesidad, tiene que ser consciente de que debe reeducarse nutricionalmente y olvidarse del sedentarismo, ya que si no lo hace puede tener consecuencias negativas para su salud.

La re-ganancia de peso y la aparición de enfermedades que antes no tenía son algunas de ellas, razón por la cual es fundamental que aprendan a comer sano y realice una actividad física. “Nosotros recomendamos que coma 5 a 6 veces al día en cantidades bien precisas y utilizando ciertos componentes alimenticios en un momento determinado del día, ya que no es igual comer, por ejemplo, carbohidratos en la noche que en la mañana”, indicó.

Cómo balancear la dieta

Para que pueda haber una alimentación balanceada, la ingesta de carbohidratos debería ser de 50 a 55% de lo que se consume, las grasas entre 30 y 35% y las proteínas entre 10 y 15%. Chaparro comentó que, en el caso de los vegetarianos que no consumen proteína animal, tienen que hacer una combinación de leguminosas con cereales, ya que no todas las semillas comestibles contienen los 9 aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita para funcionar correctamente.

Otro aspecto a tomar en cuenta es el tipo de grasa que se consume, ya que existen de diferentes tipos: saturadas e insaturadas. Las primeras elevan el colesterol malo y el riesgo de enfermedades cardiovasculares, mientras que las segundas son más sanas y se encuentran en los alimentos de origen vegetal como el pescado, el aceite de oliva, de canola, soja, el aguacate y algunos frutos secos como el maní, las almendras y pistachos.

Aunque esto puede resultar un poco laborioso y a veces no se dispone de tiempo para hacerlo, el galeno aseguró que si se toman unas dos o tres semanas en practicarlo, el organismo se acostumbra e inconscientemente se empieza a comer racionalmente sin estar haciendo cálculos porque se vuelve cotidiano.