El compositor, pianista, productor musical y director de orquestas venezolano, José Agustín Sánchez (JAS) sigue adelante con su visión holística de la música y después de celebrar su histórica expedición por la Antártida, que tanto ha dado que hablar y reflexionar a nivel mundial, ahora viene de realizar con rotundo éxito, otra expedición artística pero esta vez, en suelo argentino, visitando varias zonas geográficas y campamentos del imponente Aconcagua, la cima más alta de toda América, que en lengua quechua significa “Centinela de Piedra”.
Esta reciente expedición artística, realizada a finales de febrero, duró 8 días, desarrollando una logística de transporte de equipos técnicos e instrumentos musicales mediante mulas. Una vez más su piano eléctrico que se nutre de un sistema especial de energía solar, fue el foco de atención de los montañistas. Vale destacar que es primera vez en la historia del montañismo sudamericano que se traslada un piano a un campamento base o “plaza”, como por ejemplo “Plaza de Mulas”, que debe su nombre a que es el último paraje donde pueden llegar dichos animales; de allí, luego el piano fue porteado por un guía especializado. Fue así como la ofrenda musical del venezolano pudo llegar a escenarios inexplorados del Aconcagua.
“La expedición artística fue realizada en una procesión armónica, integrando los diversos paisajes de gran belleza del camino hacia la cima de América. Ejecuté siete ofrendas musicales en escenarios cercanos a Plaza Francia, Plaza de mulas, Plaza Canadá y el glaciar Horcones Superior. Estos escenarios destacaron por la cualidad de su silencio, donde la contaminación sónica del hombre y de la actividad turística del parque nacional no estuviera presente, permitiéndome escuchar la voz del Aconcagua”, explicó José Agustín Sánchez.
Para el joven compositor tachirense, quien actualmente es el único artista en el mundo con una gira musical que integra los ecosistemas naturales más importante del planeta, cada ofrenda musical “trata de comprender la música como un lenguaje para la transmutación del alma, viene de la experiencia directa de muchos años llevando el arte a la naturaleza y en contextos totalmente fuera de lo convencional, como lo fueron los hospitales durante la época del Covid19, las aulas de clases de algún plantel educativo, monumentos culturales, las cimas de alguna montaña e inclusive debajo de la tierra, en el interior de alguna mina o en las entrañas de una cueva”.
El maestro Sánchez no se ve a sí mismo cómo un producto de la industria, más bien se define como un canalizador de emociones que presta su arte como un vehículo transformador de energías. La expedición al Aconcagua es un ejemplo más del cómo desarrolla su visión desde esta perspectiva, abriendo así una nueva cátedra musical: la alquimia sónica, la cual, considera de gran relevancia para ayudar a dar respuesta a las problemáticas que vive actualmente la humanidad, donde el cultivo espiritual juega un rol preponderante para comprender los retos que se presentan.
El resultado de su trabajo con esta óptica alquímica y espiritual, se puede medir en la aceptación que han tenidos algunas de sus obras sinfónicas como Salsa en Tiempos de Guerra, Cinco Discursos de Paz, Amazonia o Los Cantos del Sur, que han sido interpretadas por varias de las principales orquestas de Venezuela, como la Sinfónica Simón Bolívar, la Sinfónica Municipal de Caracas, la Filarmónica Nacional, la Banda Sinfónica Simón Bolívar y numerosas orquestas juveniles, siempre agotando la boletería, recibiendo fuertes ovaciones y hasta con encuentros del público después de los conciertos para firmas de autógrafos y fotografías.
“Hay artistas que buscan crear otros vínculos fuera de la industria musical donde el arte cobre otro sentido. Aquí se abren nuevas dimensiones que son tan novedosas para la audiencia, como para sí mismo. El rol de entretenimiento se trasciende y se abre la posibilidad de transitar momentos sagrados de conexión genuina con la divinidad. Yo busco ese arte, esos escenarios. En el caso de mis expediciones, invito a las audiencias a que sean parte de una experiencia donde el viaje es la obra de arte y la música el lenguaje para comprenderla”, explicó.
La expedición al Aconcagua contó con varios aliados, especialmente fue posible gracias al apoyo de Inka Expediciones, una de las compañías con mayor trayectoria en Argentina. Se hicieron alianzas importantes y existe el proyecto de llevar en el futuro una expedición en conjunto para llegar a la cima del Aconcagua; es importante aclarar, que el objetivo de la más reciente aventura, no era la de hacer cumbre, sino llevar la primera ofrenda musical al Aconcagua y conectar a la cima de la cordillera andina al resto de los ecosistemas planetarios, ya recorridos por la ofrenda musical.
Luego de cada expedición artística, José Agustín Sánchez se retira por unas semanas, para procesar todo lo vivido en silencio y en espacios que le permitan post-producir todo el material que comparte en sus redes sociales, para luego llevarlo a la partitura, que será interpretado a futuro por alguna orquesta o ensamble. Por ejemplo, hace poco estuvo retirado en el manzano histórico de Tunuyán lugar que eligió el Libertador San Martín para descansar, luego de culminar su gesta emancipadora y de haberle entregado su ejército a Bolívar, tras su encuentro en Perú.