El agua es esencial para la vida y para el funcionamiento óptimo de nuestro organismo. Sin embargo, a medida que envejecemos, nuestro cuerpo pierde agua y disminuye la sensación de sed, lo que nos hace más propensos a la deshidratación. Esta situación puede tener graves consecuencias para nuestra salud y calidad de vida, especialmente en las personas mayores.
La nutricionista de la residencia y centro integral Hogar La Ponderosa, Tibisay Acosta, explicó que “los síntomas o señales de deshidratación en los adultos mayores pueden incluir boca seca, piel arrugada, fatiga, mareo o confusión mental, falta de concentración, así como también disminución de la micción. En casos graves, puede llevar a problemas renales y cardíacos”.
Además, la deshidratación se asocia con una serie de trastornos que pueden comprometer seriamente la salud de las personas mayores, como las infecciones respiratorias y urinarias, los problemas cardíacos, digestivos y renales, el estreñimiento, la depresión y el deterioro cognitivo.