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Indices de tabaquismo están disminuyendo

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Flavio Pedro Antonio

Por Flavio Pedro Antonio

Un nuevo análisis de datos recabados en una encuesta con representatividad nacional publicado hoy en JAMA indica que, entre 2006 y 2019, en Estados Unidos se observaron reducciones importantes en el consumo de cigarrillos entre personas adultas con depresión grave, trastorno por consumo de drogas o ambas afecciones. El estudio estuvo a cargo de investigadores del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) —parte de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH)— y de la Administración de Servicios para el Abuso de Sustancias y la Salud Mental (SAMHSA). Estos hallazgos sugieren que es posible llegar a los grupos con mayor riesgo de consumir cigarrillos —los que posiblemente se beneficiaron de las campañas realizadas— a través de esfuerzos de prevención y cesación del tabaquismo que han generado importantes disminuciones en el consumo de tabaco en la población en general. Al mismo tiempo, las conclusiones destacan disparidades que persisten, ya que documentan índices más elevados de tabaquismo en las personas con trastornos psiquiátricos que en quienes no sufren tales trastornos.

“Este estudio nos indica que, a nivel de población, es posible lograr la reducción del consumo de tabaco de las personas con trastornos psiquiátricos, y la cesación del tabaquismo debe priorizarse junto con los tratamientos para el consumo de drogas, depresión y otros trastornos de salud mental para quienes los sufren”, dijo la Dra. Nora Volkow, directora del NIDA y coautora del estudio. “Los tratamientos que ayudan a dejar de fumar son inocuos y eficaces, e incluso pueden mejorar la efectividad a largo plazo de tratamientos concurrentes para síntomas más graves de salud mental en personas con trastornos psiquiátricos al reducir el estrés, la ansiedad y la depresión y mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida en general”.

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El consumo de cigarrillos —la mayor causa prevenible de enfermedad, discapacidad y muerte en Estados Unidos— ha ido disminuyendo. Los expertos atribuyen parcialmente esa reducción a la mayor cantidad de tratamientos disponibles y una mayor cobertura de los seguros para esos tratamientos, y a aumentos en el precio de los cigarrillos, las políticas de sitios sin tabaco y sin humo y las campañas educativas y de los medios de comunicación, junto con otras estrategias basadas en la investigación que se han implementado en las últimas décadas para evitar el consumo de cigarrillos o ayudar a las personas a dejar de fumar.

Dejar de fumar o de consumir tabaco reduce el riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y enfermedades pulmonares. Los estudios también hallaron que la cesación del tabaquismo en personas con trastornos psiquiátricos puede ayudar a reducir la ansiedad, la depresión y el estrés; disminuir la probabilidad de la aparición de un trastorno por consumo de drogas, y mejorar la calidad de vida.

Estudios anteriores han documentado que los índices de tabaquismo permanecieron esencialmente estables en las personas con trastorno por consumo de drogas, depresión grave u otros trastornos psiquiátricos. Ahora, al analizar datos de más de 558,000 personas de 18 años o más que participaron en las Encuestas Nacionales sobre la Salud y el Consumo de Drogas (NSDUH)

en el período 2006-2019, los investigadores hallaron que, si bien las personas con depresión grave, trastorno por consumo de drogas o ambas afecciones fueron más propensas a fumar cigarrillos que quienes no sufrían esos trastornos, se observaron mejoras en la cesación del tabaquismo en el primer grupo durante esos 14 años. La encuesta NSDUH, realizada anualmente por SAMHSA, proporciona datos con representatividad nacional para Estados Unidos sobre el consumo de cigarrillos, el consumo de tabaco, episodios depresivos graves y trastornos por consumo de sustancias (alcohol o drogas) entre adultos civiles no internados. Entre las poblaciones estudiadas aquí, aproximadamente el 53% fueron mujeres, el 41% tenían entre 18 y 25 años y el 62% fueron personas blancas no hispanas.

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Luego de controlar por factores como edad, sexo, raza, etnia, educación y nivel de ingreso familiar, los investigadores hallaron que, entre 2006 y 2019, los índices de consumo de cigarrillos en el mes anterior se redujeron un 13.1% entre adultos con un episodio de depresión grave en el año anterior, y un 8.2% entre adultos sin ese problema. La diferencia en el consumo de cigarrillos en el mes anterior entre quienes tuvieron y no tuvieron un episodio depresivo grave en el año anterior se redujo significativamente, del 11.5% en 2006 al 6.6% en 2019.

Similarmente, el consumo de cigarrillos en el mes anterior se redujo un 10.9% entre 2006 y 2019 en los adultos con trastorno por consumo de drogas en el año anterior, y un 7.8% entre adultos sin dicho trastorno. Entre las personas con trastorno por consumo de drogas y depresión grave concurrentes, los índices de consumo de cigarrillos en el mes anterior disminuyeron un 13.7% en ese período de 14 años; la disminución entre quienes no padecían tales trastornos fue del 7.6%.

“Estas reducciones dan cuenta de un triunfo para la salud pública”, dijo el Dr. Wilson Compton, subdirector del NIDA y autor sénior del estudio. “No obstante, queda mucho trabajo por hacer para asegurar que el consumo de tabaco de pacientes con trastornos por consumo de drogas, depresión u otros trastornos psiquiátricos continúe disminuyendo. Es fundamental que los proveedores de atención médica traten todos los trastornos de salud que experimenta un paciente, no solo la depresión o el trastorno por consumo de drogas en un momento determinado. Para hacerlo, los tratamientos para dejar de fumar deben estar integrados con tratamientos existentes de salud conductual. El resultado será una vida más larga y sana para todas las personas”.

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Entre 2006 y 2019, el consumo de cigarrillos en el mes anterior entre los adultos con episodios de depresión graves o trastorno por consumo de drogas en el año anterior se redujo significativamente en todos los subgrupos etarios, étnicos, raciales y de género examinados, con excepción de la población indoamericana no hispana y los adultos nativos de Alaska, grupos en los que los índices de tabaquismo no disminuyeron. Considerando que las comunidades indoamericanas y nativas de Alaska tienen los índices más elevados de tabaquismo y los más bajos de cesación de todos los subgrupos raciales y étnicos en Estados Unidos, es evidente la necesidad de dirigir esfuerzos adicionales de prevención y tratamiento hacia estas comunidades.

En trabajos futuros, los investigadores señalan la necesidad de incluir datos sobre ciertas poblaciones con alto riesgo de trastornos psiquiátricos y tabaquismo, como las personas que se encuentran internadas en instituciones o quienes carecen de hogar y no viven en un centro para indigentes. También es necesario trabajar más para continuar monitoreando las tendencias nacionales en las diferencias en el consumo de tabaco y en el vapeo de nicotina entre los adultos con y sin trastornos psiquiátricos —incluidos los trastornos por consumo de drogas— durante la pandemia de COVID-19.

Por Flavio Pedro Antonio