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Recuperarse de un deslave para seguir sembrando

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Luis Felipe Baca Arbulu

Por Luis Felipe Baca Arbulu

“De mi parcela no me voy”, exclama Elvia del Carmen Rodríguez Rojas (74 años), mujer agricultora de las montañas Merideñas, a casi un año de las lluvias que causaron estragos en grandes extensiones de tierras sembradas de los municipios Tovar, Zea, Antonio Pinto Salinas y Sucre.

 

Mérida, es un estado del oeste venezolano, asentado sobre la cordillera de Los Andes donde se localiza una de las cumbres más altas, el Pico Bolívar (4.978 m.s.n.m.). En agosto de 2021 resultó afectado por eventos meteorológicos extremos que causaron la pérdida de 20 vidas, afectó a más de mil viviendas y sus cultivos. En cuestión de horas, pequeños agricultores perdieron todos sus medios de vida. Elvia fue una de ellos.

 

Las afectadas, todas comunidades rurales, agrícolas principalmente, perdieron además sus sistemas de riego, la vialidad agrícola, las herramientas de trabajo y sobre todo las cosechas.

En ese momento FAO movilizó recursos del Fondo Especial para Actividades de Emergencia y Rehabilitación (SFERA) del Reino de Bélgica, para apoyar la rehabilitación de conucos a 400 familias. Se proveyeron semillas de calidad, equipamiento de micro riego con capacidad para producir 550 Toneladas Métricas de alimentos frescos y diversos, por un valor de mercado aproximado de 200.000 dólares para contribuir a fortalecer más de 1.000.000 almuerzos.

Por Luis Felipe Baca Arbulu

Vocación

Elvia es una sobreviviente. “Me ha tocado vivir varios eventos trágicos a causa de las lluvias”, relata. “En el año 2005, con la Vaguada de Santa Cruz de Mora y ahora, los deslaves de 2021 que afectaron, tanto a mi comunidad, como a la gran mayoría de las comunidades del municipio Tovar”.

 

Su casa está construida en la parroquia el Amparo. Allí, desde hace más de 20 años siembra café, maíz, caña de azúcar y cría algunos animales como gallinas, junto a sus dos hijos. Ese es su hogar, allí están plantadas sus semillas. Por eso se quedó a reconstruir.

Por Luis Felipe Baca Arbulu

“En la ciudad sólo veo paredes y techo, en cambio en mi parcela estoy ocupada con mis maticas y atendiendo mis gallinas, que me dan para comer todos los días”, señala Elvia, quien fue una de las beneficiarias del apoyo brindado por FAO. Sin duda alguna, ella es una heroína de la alimentación.

Gente que produce

Para FAO la Agricultura Familiar es un sector clave para lograr el desarrollo rural sostenible, especialmente en la lucha por la erradicación de la pobreza, el hambre y todas las formas de malnutrición. También, es importante para la preservación de los recursos naturales y de la biodiversidad.

 

Por esa razón se decretó el período 2019-2028, como el Decenio de las Naciones Unidas para la Agricultura Familiar (UNDAF,) con el objetivo reconocer la importancia de los agricultores familiares y potenciarlos como agentes clave de cambio en la transformación de los sistemas alimentarios, haciéndolos más eficientes y sostenibles.

 

Heroína de la alimentación

A pesar de hoy vivir sola, asegura sentirse acompañada de sus animales y plantas, pero también de los vecinos más cercanos. Las semillas que recibió Elvia le permitieron volver a producir alimentos, hicieron reverdecer su tierra y su esperanza. Elvia produce sus alimentos bajo una lógica de respeto y armonía con la madre tierra, favoreciendo la producción local de alimentos y proveyéndose al mismo tiempo una dieta saludable y sostenible, es así como ella, hace aportes concretos a la transformación de los sistemas alimentarios en Venezuela.

 

Para su comunidad, Elvia es un ejemplo de constancia y amor a la tierra. Siembra, eso ha hecho buena parte de su vida y ha sido sustento familiar, por eso cree que seguirá plantando semillas el resto de su vida. Sin duda alguna ella es una heroína de la alimentación.