Alrededor de una cuarta parte de los estudiantes del mundo recibieron comidas escolares en 2024, una proporción que aumenta al 47 % en la escuela primaria. Como demostró un estudio de la UNESCO en 2023, esto no solo ayuda a reducir la desnutrición infantil, sino que también ayuda al aprendizaje de los niños: las comidas escolares aumentan la tasa de escolarización (+9 %) y la asistencia (+8 %) de los estudiantes al tiempo que mejoran sus resultados académicos.
Con motivo de la cumbre «Nutrición para el Crecimiento» organizada por Francia los días 27 y 28 de marzo de 2025, la UNESCO publica un nuevo informe que se centra en la calidad de las comidas servidas. El informe «Educación y nutrición: aprender a comer bien», (en inglés) se ha elaborado en colaboración con el Consorcio de Investigación sobre Salud y Nutrición Escolar.
El documento revela que en 2022, casi un tercio (27 %) de las comidas escolares se planificaron sin consultar a nutricionistas. Solo 93 países (de los 187 evaluados) disponían de legislación, normas u orientaciones en materia de alimentos y bebidas en las escuelas. Y de estos 93 países, solo el 65 % tenía normas para la venta de alimentos y bebidas en cafeterías escolares, tiendas de alimentación y máquinas expendedoras.
Esta ausencia de un marco y de supervisión del contenido de los alimentos que se sirven a los estudiantes debería ser motivo de gran preocupación cuando se tiene en cuenta que las tasas de obesidad entre los niños en edad escolar se han duplicado con creces en la mayoría de los países desde 1990 y la inseguridad alimentaria sigue aumentando en todo el mundo.