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El laboratorio clínico ayuda a controlar los niveles de fatiga

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El Laboratorio Clínico representa una herramienta clave para el rendimiento deportivo amateur y de alta competición, por medio del análisis de la sangre y orina, así como la medición de una serie de pruebas bioquímicas como, por ejemplo, las hormonas, los marcadores de inflamación, los ácidos grasos Omega 6/Omega 3 o las vitaminas B6, B12 y D; que permiten conocer el estado físico del deportista y la eficacia de los programas de entrenamiento. La especialidad afronta una serie de retos y desafíos en la evaluación de los resultados clínicos con el fin de obtener el mejor estado de forma del deportista, e ir más allá de la prevención de posibles lesiones o déficits.

El XVIII Congreso Nacional del Laboratorio Clínico (LABCLIN 2024), que se celebra del 20 al 22 de noviembre en Bilbao, reúne a especialistas del Laboratorio Clínico para dilucidar el papel de la Medicina de Laboratorio en el deporte de alta competición y actualizar los conocimientos que permitan mejorar la práctica asistencial de la especialidad. El evento, que está organizado por la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio (SEQCML), la Asociación Española de Biopatología Médica (AEBM-ML) y la Asociación Española del Laboratorio Clínico (AEFA), reúne durante estos días, a más de 1.200 profesionales de la salud.

El papel del Laboratorio Clínico es importante en cualquier preparación física y deportiva, sea o no de alta competición. En el deporte de alta competición, como explica el especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte y profesor en la Universidad Pablo de Olavide, el Dr. Delfín Galiano Orea, se realizan pruebas de esfuerzo en laboratorios adaptados para ello, además de pruebas de campo para medir el ácido láctico en sangre, por ejemplo, junto a otras variables clínicas.

Paralelamente, como informa el Dr. Galiano, “suelen solicitarse pruebas analíticas basales de sangre y orina para conocer el ‘equilibrio’ hematológico, y también algunas valoraciones específicas de pruebas bioquímicas, fundamentalmente para contrastar con el nivel de forma física que se le presupone al deportista, en relación al momento de la temporada en el que se encuentre”. De acuerdo con el experto, no existe ningún deporte en particular donde sea más necesario el seguimiento fisiológico o bioquímico, “si bien se establecen diferencias entre los deportes individuales, más cíclicos, y los colectivos, donde la técnica y la táctica influyen en el rendimiento del deportista”.

Tal y como asegura el director médico del Laboratorio Central de SYNLAB Diagnósticos Globales de Sevilla, Juan Antonio Allué, “los equipos de fútbol piden periódicamente una serie de pruebas analíticas importantes con magnitudes complejas, desde pruebas inmunológicas, de metabolismo hasta pruebas hormonales”. No obstante, señala que el especialista del Laboratorio Clínico aporta consejo, aunque hasta cierto punto, ya que entran en juego otros factores, como el tipo de partido o el preparador físico.

Control de la fatiga y las funciones metabólicas

La medición de los marcadores bioquímicos ofrece información útil para controlar la sobrecarga y evitar niveles de fatiga que condicionen el rendimiento esperado. A su vez, como asevera el Dr. Galiano, “ayudan a favorecer la recuperación tras los momentos de carga de entrenamiento/competición, facilitando un estado funcional óptimo, además de poder manejar las funciones metabólicas imprescindibles para que el deportista se mantenga en un perfil energético favorable”.

Existen muchas magnitudes a evaluar, dependiendo de las necesidades. Algunos de ellos son la medición de algunos aminoácidos (valina, arginina y serina), los ácidos grasos Omega 6/Omega 3, las enzimas hepáticas (alanina amino transferasa o ALT), urea, creatina quinasa (CK), lactato deshidrogenasa (LDH), algunas vitaminas (B6, B12 y D) y la coenzima Q10 (CoQ10). La utilidad de estos marcadores, como subraya el Dr. Galiano, debe analizarse de forma integral, es decir, “la variación de una prueba no indica algo en concreto, pero sí cuando se valora conjuntamente con otros”, aclara el facultativo.

Por otro lado, la relación entre testosterona y cortisol también ofrece información interesante, “aunque teniendo en cuenta los factores de variabilidad que influyen en su cociente (momento del día, si ha entrenado fuerza o incluso la ingesta de carbohidratos)”, precisa el Dr. Galiano. Por otra parte, la especialidad dispone de algunos indicadores indirectos del estado nutricional, como la prealbúmina, albúmina, y en especial la glutamina, “pero debemos ponerlos en contexto con respecto a la intensidad del entrenamiento”, incide el experto.

Mejoras en la precisión y rapidez de respuesta

Las pruebas del Laboratorio Clínico han mejorado su fiabilidad en los últimos años. En términos generales, como afirma Juan Antonio Allué, los análisis de aminoácidos y de hormonas son más precisos. “En general, se ha mejorado en la precisión en la medición y en la rapidez de respuesta”, resalta. En palabras del especialista, el Laboratorio Clínico tiene que evolucionar para ayudar al deporte para facilitar la toma de muestras, “además de explorar análisis a mayor escala con información relevante para tratar a ese deportista”. Asimismo, los análisis clínicos no deben reducirse solo a la detección de posibles lesiones o deficiencias, sino en “buscar momentos óptimos de forma del deportista”, destaca el ponente.

En este sentido, según manifiesta Juan Antonio Allué, la medición de marcadores en saliva puede significar un antes y un después en el seguimiento y puesta a punto del deportista, “dado que su facilidad de recogida permitirá tener muchos más datos”.

Finalmente, los expertos aseguran que, en España, no existe una clara conciencia de la importancia que tiene la valoración biológica del entrenamiento (fisiológica y bioquímica). De acuerdo con el Dr. Galiano, son pocas las estructuras deportivas y clubes que utilizan estos servicios. “Generalmente, esto se debe a ignorancia o falta de cultura científica, pero a veces es porque las decisiones que deben tomarse con los deportistas difícilmente son aceptadas de buen grado por los cuerpos técnicos. Los análisis clínicos deberían ser una herramienta más frecuente en el deporte de competición”, concluye el Dr. Galiano.