En un entorno dinámico, las empresas familiares a nivel global consideran que desarrollar estrategias para asegurar el éxito y la sostenibilidad de su negocio es esencial, de acuerdo con el estudio anual Global Family Business Report, realizado por KPMG, firma multidisciplinaria que provee servicios profesionales de Auditoría, Impuestos y Asesoría, en colaboración con el Step Project Global Consortium.
A saber, el legado de este tipo de compañías está compuesto por cuatro activos:
De estos, el que más destaca es el biológico, pues da mayor importancia a aspectos como la promoción de la participación de generaciones más jóvenes, facilitando un panorama más amplio del negocio y permitiendo identificar oportunidades y mejores prácticas para preservar el legado; sin embargo, esto no es suficiente para garantizar el avance a largo plazo, ya que el legado es un proceso, no un resultado final. De ahí la relevancia de desarrollar acciones clave para mantener un buen modelo de negocio en el que coexistan la innovación y la tradición familiar.
El espíritu emprendedor transgeneracional representa la capacidad de las familias para reinventar constantemente su negocio, con un flujo continuo de actividades entre los integrantes a lo largo de múltiples generaciones. Dicha capacidad va de la mano de los cuatro activos del legado, por lo que conlleva ciertos retos; por ejemplo, en aquellos casos en los que la descendencia no quiere dar continuidad a la empresa, o bien, cuando no tiene las capacidades y conocimientos necesarios para asumir el liderazgo.
Por lo anterior, es fundamental anticiparse y contar con una lista de candidatos externos que posean una experiencia robusta para asumir puestos directivos e incorporar, conforme evoluciona el mercado, nuevos temas y enfoques clave.
Asimismo, contar con un sólido emprendimiento transgeneracional impulsa el desempeño y la sostenibilidad, ya que los negocios multigeneracionales tienen la ventaja de contar con la experiencia y sabiduría colectivas de los fundadores y generaciones previas, las cuales, sin duda, crean un terreno fértil para el éxito futuro.
En este sentido, es crucial que las compañías que están por ceder el paso a una nueva generación capitalicen el conocimiento de los pioneros, es decir, que se asegure su permanencia en el Consejo de Administración o directamente en la toma de decisiones, para crear un balance con nuevas ideas que ayuden a ajustar el modelo de negocio y permitan realizar una transición efectiva y ordenada.
Al respecto, el sondeo revela que 44% de las empresas familiares en México no cuentan con un Consejo de Administración formal (39% a nivel global), por lo que aún queda un largo camino por recorrer hacia la institucionalización.
Adicionalmente, en nuestro país, el grado de incorporación de este tipo de compañías en el emprendimiento transgeneracional está compuesto por tres ejes: relaciones familiares (26%), emprendimiento familiar (26%) y el papel activo de las generaciones futuras (25%), porcentajes que se mantienen sin cambios a nivel global. En este sentido, la suma de 77% es considerada como el alcance de asimilación en México y el mundo de este concepto.
La solidez del legado de una empresa familiar contribuye a sus resultados en materia de sostenibilidad en cuatro dimensiones: comunidad, medioambiente, talento y proveedores.
Al respecto, tanto en nuestro país como a nivel mundial, las organizaciones cuentan con un grado general de incorporación del concepto de sostenibilidad de 78%: 26% orientadas al medioambiente, 21% al talento, 19% a los proveedores y 12% a la comunidad. Por ende, es palpable la relevancia que han cobrado estos factores, los cuales son clave para lograr la viabilidad y sostenibilidad a lo largo del tiempo.
Las expectativas de las partes interesadas en el desempeño financiero y el impacto social de las empresas familiares implican un reto que se puede gestionar mediante una estrategia ASG que concentre los factores clave y haga hincapié en que los resultados probablemente se concretarán en el mediano y largo plazo.
En este sentido, el sondeo abarca siete componentes: crecimiento, cuota de mercado, talento, rentabilidad, rendimiento de los fondos propios, rendimiento de activos y margen de beneficios. A partir de estos, las empresas familiares en México esperan alcanzar 77% de desempeño, mientras que a nivel global la expectativa desciende a 71%.
Solo 11% de las posiciones de la Dirección General en empresas familiares de nuestro país son ocupadas por mujeres; a nivel mundial, el porcentaje asciende a 17%. De igual forma, en cuanto a los consejos de administración se observa una baja inclusión de mujeres; por ejemplo, en el caso de México, los negocios familiares cuentan con 3.5 asientos, pero solo 1.18 son ocupados por mujeres, mientras que, a nivel global, 1.61 asientos de los 5.3 disponibles son ocupados por mujeres.
En relación con la posesión de acciones, también existe disparidad de género. En México, la cantidad de mujeres que disponen de acciones corresponde a 2.74; 5.57 en el caso de los hombres. A nivel global, 2.73 son de mujeres y 5.56 de hombres.
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