Actualmente, Alfa Romeo es sinónimo de automóvil de altas prestaciones con diseño deportivo y acabados lujosos. Sin embargo, en diferentes periodos del siglo XX, la firma del “Biscione” también dedicó sus esfuerzos a desarrollar y producir vehículos comerciales como furgonetas, camiones o autobuses, además de tractores y material para la agricultura. Una actividad que se prolongó hasta 1988.
En 1910, la entonces denominada Alfa dio las primeras muestras de su ADN deportivo con el lanzamiento de su modelo 24 HP, pensado tanto para circular por las calles como para competir al máximo nivel. Sin embargo, pocos años después, la situación geopolítica no invitaba a comprar automóviles de altas prestaciones. Con la llegada de Nicola Romeo al accionariado de la compañía en 1915, se inició la producción de camiones, vehículos de transporte y motores para un cliente muy necesitado de ellos en la Primera Guerra Mundial: el Ejército Italiano.
Entre los productos que se ensamblaron en Portello durante aquellos años destacaba el tractor Titán para piezas de artillería, basado en un diseño estadounidense. Con la llegada del Armisticio en 1918, Nicola Romeo hizo buena la frase bíblica que invita a convertir espadas en arados, decidió transformarlo en un tractor para uso agrícola y no dudó en bautizarlo con su apellido, Romeo, que también hacía las veces de slogan publicitario para una máquina “Robusta, Operosa, Maneggevole, Económica e Optima” (Robusta, Trabajadora, Manejable, Económica y Óptima). La Trattice Romeo estaba equipada con un motor 12/25 HP de queroseno con dos cilindros horizontales. Ayudó a mecanizar el campo italiano entre 1918 y 1921.
En esos años Nicola Romeo adquirió empresas y fábricas de automóviles y material ferroviario, que le ayudarían a diversificar las actividades de Alfa Romeo. En la década de 1930, este músculo industrial le serviría para regresar a la producción de vehículos industriales, con hitos como el autobús Bussing 50 en 1931 o el camión T85G, que se impondría en el Desafío Roma-Bruselas-París para vehículos que funcionaban con gasógeno. En la Segunda Guerra Mundial, la producción se centró en las versiones militares de estos modelos.
Durante los primeros años de la Posguerra, el “Biscione” continuó con la fabricación de vehículos pesados, como los 800 y 900, equipados con motor diésel de 8.7 litros y con una velocidad máxima de 50 Km/h. Al mismo tiempo, se desarrollaron modelos polivalentes y todoterreno, como el Alfa Romeo Matta, un pequeño vehículo de reconocimiento 4×4 de uso militar y civil que estuvo en catálogo de la marca entre 1952 y 1954 y estaba equipado con una mecánica de 1.884 cm3 y 65 CV. Además, se trabajó en vehículos como los trolebuses, para los sistemas de transporte público de ciudades italianas y europeas.
Los años 50 estuvieron marcados también por el lanzamiento de un vehículo comercial polivalente que acabó teniendo protagonismo español: el Alfa Romeo Romeo o Autotutto. Esta furgoneta tuvo un gran éxito en la Italia del “Milagro Económico” por su fiabilidad y prestaciones. Confortable e innovadora por su tracción delantera, su gama era camaleónica, con versiones pensadas para familias numerosas, comerciantes de ramos diversos y empresas de todo tipo y carrocerías furgón, pick-up, combi, microbús, ambulancia o camper. Capaz de cargar una tonelada en un espacio de 5.85 m3 o de acoger cómodamente hasta 11 pasajeros, llamó la atención de un grupo de empresarios españoles, que formó la sociedad FADISA (Fábrica de Automóviles Diésel, S.A.) para fabricarlo en España, concretamente en una planta de 28.000 m2 en Ávila, donde se estuvo produciendo desde 1956 hasta 1967, aunque varias unidades siguieron llevando el “Biscione” hasta 1971.