La expedición, conformada por 21 personas, entre especialistas en Endocrinología y Nutrición, sanitarios y 5 personas con diabetes, ha ascendido de nuevo al Kilimanjaro, la montaña más alta de África con 5.895 metros de altitud en el marco de la iniciativa Xperienciakilimanjaro, organizada por El Poder del Chándal y con la colaboración de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Una vez más la SEEN se ha adherido a Xperienciakilimanjaro, un proyecto que ha posibilitado llevar a cabo una actividad solidaria con los habitantes de la población de Moshi en los ámbitos de la salud, la discapacidad y el escolar, así como alcanzar la cima más alta de África, a lo largo de 12 días.
La Dra. Elena Saura, miembro del Grupo de Endocrinología, Nutrición y Ejercicio Físico de la SEEN (GENEFSEEN) y organizadora del proyecto, remarca que Xperienciakilimanjaro “es sólo el inicio de una bonita historia en la que sembramos una nueva semilla en la población de Moshi, una semilla que seguirá esperando año tras año para continuar progresando en la escuela y en el dispensario médico mediante las acciones realizadas en favor de los más vulnerables o simplemente para poder conseguir ropa o comida”. “Pero esta historia no sólo se queda en Moshi. Se ha creado de nuevo ese vínculo entre sanitarios, endocrinólogos y pacientes con diabetes, vínculo en el que muchos no creían y en el que ahora confían. Gracias a la SEEN y a los colaboradores que creen en este proyecto esta historia no acaba. ¡A por XperienciaKilimanjaro 2024!», agrega la Dra. Saura.
Por su parte, Alejandra Marina Romay, paciente con diabetes, que ha formado parte de la última expedición, recuerda que Xperienciakilimanjaro comenzó con presentaciones y entrevistas entre endocrinólogos y pacientes que a lo largo del viaje evolucionaron hacia la confianza, “lo que se necesita en un proyecto indescriptible e inigualable como éste”: “El respaldo de un equipo médico que ha dado lo mejor de sí, tanto a nivel profesional como humano, junto con personas con diabetes como nosotros y queriendo aprender los unos de los otros ha permitido, en mi caso, lograr el ascenso a la cima más alta de África y conocer en los días solidarios la Tanzania más rural”. La paciente resalta también que “en esos primeros días el trabajo en equipo, las sonrisas y alguna lágrima ya se quedaban cortos porque siempre teníamos más ganas de aportar y aprender y deseábamos siempre que cada de detalle o cada canción que cantábamos se quedase en las personas de allí, al menos una mínima parte de lo que se nos ha quedado a nosotros. Sin duda, es una experiencia imposible de transmitir en unas pocas palabras. Sólo puedo decir, gracias, gracias, gracias”.