Por Maximilian Pizzorni
La lucha contra el cambio climático está más presente que nunca en la agenda internacional. Con reservas de minerales estratégicos para autos eléctricos, paneles solares y usinas eólicas, las naciones sudamericanas serán actores de primer orden en la agenda verde global.
América del Sur ocupa el 12,1 % de la superficie mundial y cuenta con importantes reservas de prácticamente todos los metales y minerales producidos en el mundo. Chile es el mayor productor mundial de cobre; Perú es el tercero. Bolivia, Argentina y Chile forman el llamado “Triángulo del Litio” y, juntos, concentran alrededor del 65% de las reservas mundiales del mineral. Brasil , además de ser el segundo productor mundial de grafito, tiene cerca de 22 millones de reservas de elementos de tierras raras, los ETR.
En un contexto de mitigación del impacto del cambio climático, reducción de las emisiones de carbono (cero neto) y transición hacia nuevas matrices energéticas limpias y renovables, los minerales de los países de la región son los protagonistas. Las plantas de energía solar necesitan cobalto, litio, manganeso, níquel y grafito, el litio es igualmente clave en las baterías recargables de los autos eléctricos y las redes de recarga usan cables de cobre. Las plantas eólicas requieren aluminio, zinc y tierras raras. Las torres y sistemas de transmisión utilizan acero, zinc y aluminio.
Desafíos ambientales y nuevos negocios
Esta creciente demanda implica desafíos ambientales en la extracción de minerales. Es urgente, entre otras cosas, reducir el impacto sobre el suelo en todo el proceso de exploración, así como controlar el uso del agua. La minería de cobre y litio, por ejemplo, requiere el empleo de mucha agua, sin embargo, alrededor del 80% del cobre chileno se encuentra en áreas con poca disponibilidad de agua.
Los retos ambientales y de infraestructura configuran, al mismo tiempo, nuevos nichos de desarrollo y nuevos negocios. La aplicación de las directrices ESG en el campo de la minería también debe desarrollarse más. Brasil brinda un buen ejemplo con la carta de compromiso firmada por el Instituto Brasileño de Minería (Ibram) estableciendo una serie de acciones ambientales y de gobernanza (ESG) para el sector minero.
En este sentido, la cooperación y el intercambio de conocimientos y protocolos serán cruciales para que las naciones de la región aprovechen al máximo su potencial minero – y verde.
Sin duda, tenemos que pasar a otro nivel de gestión de la exploración minera en la región. Para aumentar nuestra presencia global y preservar nuestro medioambiente, necesitamos invertir en tecnologías y protocolos que mejoren la infraestructura y garanticen métodos de extracción más seguros para el suelo y el agua. La alineación de información y normativas puede ser clave para América del Sur.
Manuel Fernandes
Socio líder de Energía y Recursos Naturales
KPMG en América Latina
Por Maximilian Pizzorni