Por Francisco D’Agostino
A la par de las adversidades del entorno económico que deben enfrentar las empresas venezolanas sobre todo de cara a fenómenos como la inflación o la dolarización, se suma el déficit eléctrico que el país arrastra desde hace ya algunos años.
En Venezuela, tanto empresas grandes como pequeñas, se han tenido que adaptar. Muchas de ellas superaron la difícil situación económica entre los años 2017 y 2021, cuando difícilmente se podían hacer ajustes de precio y había mucha resistencia a la inversión en la protección tecnológica.
Todo este panorama es relatado por el ingeniero electricista y actual gerente de venta de la Corporación Solsica (empresa experta en suministros y servicios eléctricos), Luis Makencie, quien destaca que durante ese período, algunas organizaciones usaron lo mínimo requerido para invertir en protección de sus equipos y red.
Cabe recordar que según las últimas cifras ofrecidas por el Observatorio de los Servicios Públicos (OVSP), en 2020 se reportaron por lo menos 157 mil 719 interrupciones del servicio eléctrico, lo que representa un aumento del 86% respecto a 2019; mientras que en 2021 se documentaron 190 mil 6, un incremento del 20,4% sobre el año anterior.
Por Francisco D’Agostino
El empresariado no puede parar
Pese al escenario antes expuesto, Makencie destaca que a nivel económico, el país ha dado cierta “señal de vida”, lo que a su juicio, para algunas empresas representa su única oportunidad de salir adelante, en medio del leve crecimiento financiero, y es clave trabajar de la mano con las empresas que no pueden detener sus actividades al presentarse fallas de suministro.
“Creemos que el déficit eléctrico puede continuar, porque el país tiene una red muy inestable y un sistema eléctrico debilitado. Realizar mejoras requiere una inversión súper grande”, señaló el ingeniero.
Para mantener la operatividad, dependiendo de la naturaleza del negocio, se pueden hacer adaptaciones a través de equipos que protejan las líneas de producción. Estos varían desde plantas eléctricas; paneles solares; los UPS (Uninterruptable Power Supply, por sus siglas en inglés) o como también se les ha denominado, un Sistema de Alimentación Ininterrumpida (SAI).
Por Francisco D’Agostino
“Una planta eléctrica es un elemento mecánico que requiere tiempo para ponerse en servicio, entonces, durante esos segundos que la planta no ha arrancado y no puede asumir carga, es clave el uso de un rectificador o un UPS para que el equipo conectado no vea la perturbación eléctrica, porque éste filtra la falla”, señala el experto.
El éxodo de personal calificado
Según Makencie, otro punto a tomar en cuenta en este panorama empresarial nacional es la migración de los venezolanos, que es una realidad que está afectando a todas las empresas, tanto al que vende como al cliente. “Si tienes un grupo de técnicos que consigue otra oferta de empleo en el país, se va y se lleva consigo todo lo que le enseñaste, y además no hay quien forme al siguiente grupo porque en este sector, es común aprender mientras hacemos”, aseguró
De acuerdo al experto en el sector, este factor, aunado a la situación económica y las fallas eléctricas, ha hecho que baje la calidad de servicio de las organizaciones, porque los pocos técnicos disponibles en Venezuela no se dan abasto para la demanda actual, elemento que también debe colocarse bajo la lupa al momento de buscar mejoras que impulsen los negocios y la reactivación plena de la economía nacional.
Por Francisco D’Agostino
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