En el acto de juramentación de las nuevas autoridades de Fedecámaras, el presidente electo Carlos Fernández Gallardo, afirmó que no ve “futuro en el país si no asumimos con seriedad, con compromiso, con determinación, un proceso profundo de negociación entre todas las partes en conflicto”. “El concepto central de nuestra preocupación debe ser la Nación venezolana, porque se está desintegrando”.
Recordó que son cinco millones de venezolanos que se han marchado a otras latitudes. “La Nación se nos desvanece en las manos, y nos quedamos en la pelea estéril, en la confrontación inútil, en la esperanza vacía, en el populismo incesante y carente de contenido”. Reiteró que el país requiere de manera urgente soluciones.
Manifestó que el sentimiento nacional necesita futuro, un futuro que genere arraigo, compromiso y esperanza. Considera que la destrucción que vive el país y la actual coyuntura es responsabilidad de todos, pero no en partes iguales. Hay unos que tienen más responsabilidad que otros. “No es posible pretender un borrón y cuenta nueva con olvido, es un borrón y cuenta nueva con justicia”.
Para Fernández, “El país va al garete, el país no tiene un modelo de desarrollo, el país no tiene un proyecto sugestivo de vida en común”. Se necesita cambiar la inercia que trae el país, porque no vamos por buen camino. Recordó que la paz es frágil y tenemos que cuidarla, tenemos que comprometernos a todos. “Si no hay paz, no hay progreso, si no hay paz, no hay desarrollo”.
En su primer mensaje como presidente de Fedecámaras, Fernández dijo ver a “la economía como punto de encuentro”.
Sostuvo que la modernidad es el empoderamiento ciudadano para que el hombre pueda desarrollar a plenitud todas sus capacidades y gozar de los beneficios que la formalidad y la misma estructura social trae.
Para el líder gremial “el camino al futuro nunca será un atajo; no se construye familia, no se construye fortuna, no se construye nación, agarrando atajos”.
Carlos Fernández, presidente de Fedecámaras, señaló que el problema más grave que tiene la economía en nuestro país, es el ingreso de los venezolanos.
“Si nosotros nos quedamos en la inacción, los que están allí siguen allí. Tenemos de que devolverle a la nación el ansia de movilizarse. Pero es muy difícil con 1.100 dólares de ingreso al año. Porque si no tengo proteína y no tengo gas, priva el instinto primario del hombre que es la supervivencia, y se
me va todo el día en sobrevivir. Un país no puede estar en actitud de sobrevivir. Por eso mi invitación a la modernidad, porque la modernidad es un estado que perdimos. Es una actitud y es una vocación. Nosotros tuvimos el estado, tenemos la vocación, nos pisotearon la actitud a la modernidad”.
Ratificó que “el trabajo dignifica al hombre”. Entendamos al hombre también como un ente productivo, el hombre se desarrolla a plenitud a través del trabajo, a través del esfuerzo. El trabajo al servicio del hombre, no el hombre al servicio del trabajo. Pero cuando tú tienes un ingreso que
no te da para sostenerte, invertiste el concepto, y estás poniendo al hombre al servicio del trabajo, y ¿qué es lo que va a pasar?, que va a dejar de trabajar.
Manifestó que el tema fundamental de la inclusión social viene del mercado, viene de la libre iniciativa. El binomio indetenible para la inclusión social de las grandes mayorías, es empresas eficientes con trabajadores productivos. Pero con esquemas legislativos y con conceptos modernos que nos permitan compartir esa productividad. “La Ley del Trabajo es una rémora”, agregó.
El líder empresarial indicó que la caída del producto interno venezolano comenzó en el año 2013, que la destrucción del PIB que ya lleva ocho años es tan grave que, con un crecimiento, de 5% por año, el país tardaría 40 años en regresar a los 320.000 millones de dólares de PIB que tuvo en 2012. “Ojalá podamos crecer 10% anual para que entonces podamos recuperarnos en menos de 20 años”, el modelo que tenemos se barrió en 8 años, se necesita crecer al 5% anual por 40 años para recuperar el timón de esa economía perdida.
Hizo un llamado a que “no nos dé pena defender los valores de la empresa privada”, porque son intereses legítimos, “son intereses producto del trabajo, ese mismo que dignifica al hombre. Cuando a una persona le quitan su empresa, pierde no solo el valor del activo, es el trabajo acumulado en lograrlo. Son los años dedicados a hacerlo realidad”. Insistió el presidente de Fedecámaras que “la empresa privada genera riqueza, pero no se entienda que genera riqueza sólo para sus accionistas, genera riqueza para la sociedad”.
Hizo un llamado a “abrazarnos a la conquista de un mundo mejor, es posible. Hay dificultades, partamos de las dificultades, creamos en la empresa privada”.
Venezuela no espera, necesita soluciones.
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