Por Francisco D’Agostino
La cocina es un ambiente idóneo para enseñar valores a los niños como la perseverancia, la organización, seguir procesos e instrucciones, trabajar en equipo y esforzarse en el trabajo, lo que redunda en un excelente “equipaje” para el resto de la vida.
El neurogastrónomo, Merlin Gessen, quien forma parte de la campaña “Siempre en tu Mesa” de Plumrose, señaló que en la cocina también se pueden crear otros valores como responsabilidad, puntualidad, disciplina y colaboración. “El cocinar en familia crea recuerdos y memorias positivas en los chicos, así como el vínculo social de sentirse parte de algo más importante, mientras se preservan legados como ‘las recetas de la abuela’”, precisó.
Gessen explicó que, al compartir esos momentos, “la hormona oxitocina incrementa la memoria, refuerza la identidad y promueve la conversación entre padres e hijos, que casi siempre lleva a los recuerdos de la niñez”.
Así mismo, señaló que son muy importantes los recuerdos que se crean al cocinar o comer juntos en familia: “Se trata de momentos espectaculares, porque los aromas de la preparación y del hogar ayudan a que los recuerdos se fijen mejor”.
“Siempre decimos ‘la mejorar hallaca es la de mi mamá’ porque al probarla se activan todas esas memorias emocionales y contextuales, que son una fórmula mágica para modelar valores y una llave para destapar recuerdos”, indicó.
Gessen, quien es aliado de Plumrose, aseveró que es muy importante enseñar a los niños a cocinar. “Se trata de darles responsabilidad en las labores del hogar”, acotó.
“Esta acción de participar en la cocina es absolutamente necesaria para la vida, además aporta valores como autosuficiencia, confianza, se reafirma la autoestima, y se estimulan los procesos de independencia y libertad”, expresó.
Experiencias en familia
Gessen señaló que, las familias dentro de aquellas actividades que podrían seleccionar para que se asimilen los valores estén “el invitar a los niños a cocinar platos sencillos que sean sus favoritos como unos perros calientes, un sándwich o unas arepas rellenas”.
Subrayó que “la experiencia es el todo” por lo que, en la formación de valores y de recuerdos, es fundamental la creación previa del ambiente familiar.
Por Francisco D’Agostino