Por Raúl Antonio Ramírez
Las autoridades trinitarias investigan una triangulación entre empresas de Wilmer Ruperti por la venta de gasolina local que terminó en Venezuela, a pesar de la advertencia sobre las sanciones a ese país, informó el periódico local Sunday Express en su edición de este domingo.
Todo comenzó el pasado 28 de marzo, un día después de la visita de la visita de la vicepresidente venezolana, Delcy Rodríguez, a Trinidad y Tobago, donde estuvo acompañada del ahora presidente PDVSA, Asdrúbal Chávez. Paria Fuel Trading Company, una petrolera estatal trinitaria, recibió un pedido de 150 mil barriles de gasolina de parte de un comprador inusual: ES Euro Shipping SA.
La empresa, registrada en Suiza y propiedad de José Guillermo Ruperti, hijo del controvertido magnate venezolano Wilmer Ruperti, requería la compra de 100 mil barriles de gasolina de 95 octanos y 50 mil de 92 octanos, cuyo destino final sería la isla de San Eustaquio, en las Antillas menores. San Eustaquio es un destino común de las exportaciones petroleras de Trinidad y Tobago, reseña la publicación.
Al ser la primera transacción entre ambas empresas, Paria requirió un due diligence sobre Euro Shipping. Los documentos fueron entregados el 7 de abril, junto a un informe crediticio favorable de la británica Graydon.
La investigación concluyó en que no había problemas para realizar la venta y fue así como el 12 de abril, Paria autorizó al barco de bandera liberiana, Aldana, a recoger el cargamento.
Un día después, cuando todo lucia normal, Euro Shipping pidió Paria autorización para que la empresa venezolana IC Global participase de la operación. Las alarmas se encendieron y la gerencia de Paria se comunicó directamente con José Guillermo Ruperti para advertirle que, según las clausulas del contrato, de ningún modo ese combustible podía terminar en Venezuela, donde las sanciones han soltado cada vez más escándalos en los negocios petroleros.
Ruperti respondió que fue una confusión y que solo pidieron una recomendación de la empresa, que el destino final nunca sería Venezuela. El 15 de abril, Euro Shipping pagó al contado la carga y el 19 fue emitido el contrato y comenzó la carga de combustible. El día 21, partió el tanquero.
El día después, Ruperti envió un email a Paria solicitando un cambio de destino en la guía del envío: quería que el cargamento fuese ahora con destino a Aruba, 25 kilómetros al norte de Venezuela.
Esto generó una tensión entre Lydia Dindayal, gerente comercial de Paria Fuel Trading Company y Ruperti, donde se le recordó a este que el destino final no podía ser Venezuela y que ambas empresas estarían en problemas si esto sucediese. Ya para ese momento circulaban rumores de un cargamento de gasolina estaba próximo a llegar al país, que vive una fuerte crisis de combustible.
Ruperti volvió a aclarar que estaba al tanto de las sanciones en torno a Venezuela y confirmó que el destino final no sería ese país. Paria accedió al cambio en la guía, ya que no es una actividad inusual el cambio de destino aún con el barco habiendo salido de sus puertos. Sin embargo, la trinitaria no tenía ningún control de un tanquero pues el mismo pertenece a una empresaria registrada en Liberia.
No fue hasta el 26 de abril cuando un cable alertó todos sobre la llegada un cargamento de 150.000 barriles de petróleo a la refinería venezolana Amuay ¿El barco? Aldana ¿El vendedor? Maroil Trading, una empresa registrada en Panamá propiedad de Wilmer Ruperti y donde su hijo, José Guillermo, propietario de Euro Shipping, aparece como secretario.
La situación ha puesto en alerta a las autoridades trinitarias y a su estatal Paria, quienes temen ser ahora víctima de sanciones por haber participado en el esquema de tráfico de combustible de la familia Ruperti: la empresa suiza, propiedad del hijo, hace la compra, se despacha el combustible y este, sin descargarse, cambia de dueño a la compañía del padre cuando ya está cerca de Venezuela, quien lo descarga sin temor alguno en ese país.
Es exposo de la actriz Anastasia María Mazzone Macias, con quien tuvo una hija, vive entre Londres y Caracas donde se dedica a realizar los principales negocios de su naviera, Maroil Trading.
Ruperti es una de las principales fortunas de Venezuela según los medios financieros del país. Ha estado inmerso en escándalo como el pago de los abogados de los sobrinos de Cilia Flores, acusado por narcotráfico en Estados Unidos y el regalo de unas armas originales de Simón Bolívar al entonces presidente, Hugo Chávez.
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