Inicio Organizaciones Eduardo Olmos La industria del espectáculo y la cultura debe redefinirse para no fracasar

La industria del espectáculo y la cultura debe redefinirse para no fracasar

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Eduardo Olmos

En Venezuela la industria del espectáculo o entretenimiento no ha escapado a la crisis económica y ya no se anuncian grandes conciertos o superproducciones. Los pequeños empresarios y los emprendedores del sector cultural han tratado de sobrevivir con eventos más modestos, y hasta se ha visto un crecimiento en la intención de llevar a cabo diversos proyectos creativos respaldados en la naciente Economía Naranja. Sin embargo a veces el fracaso de numerosas iniciativas no tiene que ver directamente con la crisis, más bien los motivos se asocian a la falta de planificación y previsión, tal y como lo asegura el experto en finanzas Eduardo Olmos, con experiencia de más de tres décadas en el sector privado, graduado con honores en la Regis University de Denver, Colorado, EEUU.

“Muchas veces tanto productores, como el público ávido de esparcimiento, entretenimiento y desarrollo cultural se encuentran ante la disyuntiva de dónde ir (teatro, música, cine, exposiciones, etc.) y a que precio, donde el beneficio costo-valor tenga sentido o preponderancia ante otras necesidades como la alimentación, creando una necesidad no satisfecha como consumidor y una oportunidad de negocio para los productores”, indicó el experto graduado como administrador de la Escuela Antonio José de Sucre (San Felipe, Yaracuy) y Licenciado en administración de empresas egresado de la Universidad Fermín Toro (Barquisimeto, Lara).

Olmos señala que en la actualidad “muchos espectáculos son diseñados o establecidos basados en comportamiento del pasado y éxitos obtenidos en otro momento de la historia venezolana, alguno de ellos con éxitos marginales, pero la mayoría de ellos fracasando ante la no planificación y análisis adecuado de las actuales necesidades del potencial asistente a dichos espectáculos. Es allí donde los invito a utilizar esta poderosísima pero sencilla herramienta como es el Método Sistemático de Evaluación y Resolución de Problemas (MSERP), como un proceso en el cual interviene un conjunto de variables que debemos controlar para garantizar el éxito de nuestros resultados. Este método consiste en 5 pasos fundamentales: 1 La observación, 2 La Recolección de data, 3 El análisis de la data recolectada, 4 La definición del valor óptimo de operación y sus límites de tolerancia, y 5 La definición de potenciales causas de las desviaciones y acciones correctivas”.

¿Cuántos eventos en el área cultural muy bien organizados y con excelentes propuestas artísticas tristemente han fracasado en la convocatoria de público, trayendo pérdidas a los organizadores y además frustrando a los artistas que allí participaron? En el caso de la música quienes quieren abrirse paso con música original se ven rechazados y desplazados por los eventos de versiones o “tributos”; en el teatro como las obras de autor y de mayor profundidad temática caen ante los mismos monólogos de siempre o de las comedias ligeras. ¿Cómo garantizar el éxito de todas las propuestas? El público con su escaso presupuesto debe decidir, pero ¿cómo saberlo? El método diseñado por Olmos puede brindar orientación.

“El MSERP estará siempre asociado a la misma metodología, con una mayor o menor intervención de factor humano, con sus preferencias, incertidumbres, poder adquisitivo, costos de producción y permisología entre otras, pero siempre debemos enfocar su resolución a las acciones que mitiguen la insatisfacción o bloqueen los resultados no deseados. Entendiendo, que debemos de mantenernos en un esquema cíclico que nos permita evaluar de forma continua los resultados sobre las acciones correctivas tomadas. Esto debe ser acompañado, con el análisis de los problemas de manera sistemática y abierta a los cambios de paradigmas dada las condiciones y entorno actuales donde estas se desarrollan”, destacó.

Entendiendo que en este proceso de presentación del espectáculo, se busca una asistencia relevante que produzca los ingresos necesarios, capaz de cubrir los costos de operación, administración y producción para generar un retorno sobre la inversión o renta y adicionalmente cubra las expectativas del asistente, Olmos sostiene que “mediante la primera fase o de Observación, debemos tomar como punto inicial eventos similares para el análisis del proceso y las variables a controlar, tales como número de asistentes, precio del boleto, horario, localidad, tipo de espectáculo, artista y estilo entre otras, con la finalidad de conocer cada una de las variables que intervienen. Luego debemos definir la Recolección de data o fase 2, tanto en forma como en el mecanismo en el cual podríamos apoyarnos en una de las más populares, conocida y sencilla como la data recolectada directa en sitio y es fundamental, dado que podríamos detectar alguna variable no detectadas en nuestra primera fase”.

Recolectar data puede sonar a tesis de grado, pero es una fase subestimada y en desuso que de haberse empleado habría ahorrado tiempo y dinero a pequeños, medianos y grandes empresarios. A veces buscan a ciertos artistas de fama y popularidad pero no se preguntan ¿podemos pagar sus honorarios? Quieren hacer cierto tipo de shows pero ¿en verdad pueden permitirse el gasto de montaje que implica? ¿Podría hacerse algo similar con un montaje más sencillo? ¿Sería mejor buscar un artista emergente con honorarios accesibles? Pero ¿la gente iría a ver a un artista emergente? ¿Cómo venderlo? La observación y los datos recopilados podrían dar luces a estas y tantas otras interrogantes.

El Análisis de data recolectada o Fase 3 donde se debe establecer la preponderancia de cada variable y su efecto en los resultados donde estableceríamos como variable critica el número de asistentes, el precio que están dispuestos a pagar o han pagado en función de cubrir costos, el horario y el lugar. Si bien, cada una de las variables tiene menor o mayor incidencia sobre los resultados, no debemos subestimar ninguna de ellas, por lo que estas están asociadas a oportunidades en mayor o menor grado.

En la cuarta fase (4) del modelo MSERP de definición del valor óptimo de operación, tiene como objetivo fundamental establecer el comportamiento estándar y sus fluctuaciones permisibles, es decir si se toma la variable precio del boleto, este debe definirse como valor esperado a pagar por el asistente y sus límites de tolerancia, debe establecerse como el rango donde este pudiese fluctuar, pero sigue siendo aceptado por el consumidor o asistente. Esta misma interpretación, dado la eventual incidencia de la seguridad en la asistencia, aplicaría para la variable del horario y el lugar del evento, donde definiríamos hora de inicio como un estándar, con sus fluctuaciones positivas y negativas como rango de tolerancia para la culminación del evento bloqueando o mitigando la incertidumbre sobre el factor seguridad.

Como última fase (5) tendremos las potenciales causas y sus acciones correctivas, que intervendrán como elementos bloqueadores de las desviaciones y pondrán la variable dentro de los límites de control, es decir, las variables que intervienen en sus resultados, son controladas y de esta forma, se eliminarán los resultados no deseados. En el caso de un evento cultura, estamos hablando de los presupuestos con excedentes, disminución de gastos, cambios en el montaje, optimización del personal, forma de vender la locación para generar seguridad, etc. Esto garantiza el éxito, independientemente del área de aplicación o al menos evitará la pérdida de capital y servirá de indicador al empresario sobre sí debe o no hacer el espectáculo u obra teatral.